Si abres una puerta, puedes o no entrar a una sala.
Puedes o no, entrar y quedarte observando la vida.
Pero si vences la duda, el miedo, y entras, das un gran paso:
En esta sala se vive, son innumerables puertas las que puedes descubrir; el gran secreto es saber cuándo y cuál puerta debemos abrir.
La vida no es rigurosa, ella propicia errores y aciertos.
Los errores pueden ser transformados en aciertos, cuando con ellos se aprende; no hay seguridad en el error eterno.
La vida es generosa, en cada sala que uno ingresa, descubre tantas otras puertas.
La vida enriquece y ennoblece a la persona que se arriesga a abrir nuevas puertas, y así aprendemos a mirar nuevos horizontes.
La vida privilegia a quien descubre sus secretos, pero la vida también puede ser dura y severa, sino traspasas puertas, porqué tendrás siempre la misma puerta delante.
Es la repetición ante la creación, es la monotonía monocromática ante la multiplicidad de los colores, el estancamiento de la vida.
Para la vida, las puertas no son obstáculos, sino diferentes pasajes.
Es importante el poder atreverse a pasar por la puerta de lo desconocido, no sabremos que nos traerá, pero seguro es, que siempre que nos atrevemos a cruzar una puerta, al final encontraremos: Aprendizaje, Experiencia, Valor y Amor por nosotros y hacia los otros. Será bueno, no lo olvides y anímate a "Abrir